Eduardo Llamazares, doctor en fisioterapia y mentor para vivir sin estrés mental, quería escribir un libro para ayudar a otras personas. Necesitaba compartir su mensaje con el mundo: cómo vencer la inercia de una personalidad mental y el estrés para vivir la vida que soñaba.
Nunca había escrito un libro, pero deseaba transmitir lo que había aprendido para ayudar a otras personas y de paso, dar un impulso a su carrera profesional para posicionarse como experto en su sector.
Como buen terapeuta, metódico y organizado, trazó un plan magnífico para un escritor: aislarse de su entorno en un escenario paradisiaco. Viajó a una idílica isla de Tailandia y allí pasó varios meses escribiendo su libro. Hasta aquí parece un sueño. Pero el proceso de escritura no lo fue del todo.
Eduardo comenzó a escribir tirando del hilo. Empezó la casa por el tejado. No partió de una estructura previa, de un guion de contenidos. Dividió el libro en cuatro secciones y comenzó a escribir sobre cada una de ellas. Escribía y escribía plasmando su experiencia y sus conocimientos, que son profundos y extensos. El libro se alargaba sin que el mensaje avanzase en la misma proporción y no tenía una idea concreta de qué quería contar ni a quién se dirigía exactamente.
El resultado fue un amplio compendio de conocimientos muy valiosos, pero con una exposición que redundaba en ideas y aportaba ejercicios prácticos aquí y allá, pero carentes de cohesión estructural.
Finalmente, terminó el libro después de un enorme esfuerzo pero sin una idea exacta de la ubicación de algunos contenidos. Además, tenía la sensación de que era demasiado largo, de que había excedido sus previsiones en extensión y densidad de conocimientos.
El problema era que no había seguido desde el principio una estructura previa con un guion de contenidos delimitado. Si lo hubiese hecho, habría sabido con exactitud la ubicación de cada concepto y habría previsto su extensión aproximada.
Acudió a mí para que realizara una corrección ortotipográfica y de estilo que finalmente se convirtió en una labor de edición de mesa; es decir, de reescritura y reestructuración de gran parte de su contenido. No es que Eduardo no supiera escribir, he de decir que su gramática, puntuación y ortografía eran excelentes, algo no muy frecuente. El problema es que no había estructurado previamente su libro con un guion de contenidos sólido. Al no partir de ahí, la etapa de escritura se complicó enormemente.
Finalmente, tras un profundo proceso de corrección, reestructuración y reescritura, Eduardo vio claras las sugerencias y modificaciones que aporté y que, posteriormente, respaldaron sus lectores cero. El libro quedó pulido, acotado y estructurado para transmitir con eficacia su mensaje. Es decir, el proceso se realizó a la inversa. Primero se escribió y posteriormente se reestructuró; con lo que la labor fue muchísimo más ardua, larga, confusa y complicada.
Otro contratiempo adicional fue que el proceso de escritura se prolongó en el tiempo mucho más de lo necesario. Si hubiera seguido un método delimitado paso a paso en el que las tareas se desmenuzaran en micro-etapas, con micro-objetivos y basado en técnicas de escritura rápida, la labor de redacción hubiese sido mucho más fluida, amena y breve. Además, tampoco conocía mi método de escritura rápida que le hubiera hecho avanzar más fácilmente.
¿QUÉ ERRORES COMETIÓ EDUARDO QUE TÚ PUEDES AHORRARTE?
Eduardo recorrió el camino más largo y sinuoso y pagó el precio de prueba & error. Posteriormente, se dio cuenta de que:
- Hubiera necesitado una estructura previa para organizar, delimitar y dosificar la información.
- Fue un gran obstáculo no tener marcado desde el principio el objetivo y a quién dirigirse… Eso le hizo carecer de una idea clara y concisa sobre la que trabajar.
- Le resultó muy difícil acotar el tema y estructurar el contenido por no haberlo hecho previamente.
- No tenía claros los pasos a seguir porque el proceso de escritura no estaba desglosado en micro-tareas con micro-objetivos que le hiciesen avanzar, lo que dificultó y prolongó enormemente la etapa de redacción.
- Al carecer de una estructura previa, llegó a perderse en algún momento y no saber qué contenido ya había corregido, a qué capítulo pertenecía…
En definitiva, reconoció que, sin saberlo, había empezado la casa por el tejado y de que se podía haber ahorrado una enorme inversión de esfuerzo y tiempo.
¿QUÉ BENEFICIOS LE HA REPORTADO ESCRIBIR SU PRIMER LIBRO?
Ahora con su libro publicado, “MENTE, ¡DÉJAME VIVIR”, está disfrutando de los beneficios personales y profesionales que le ha reportado esta experiencia.
- Ha clarificado y enfocado sus objetivos y con ello, ha dado forma al mensaje que quiere transmitir.
- Le ha empujado a focalizar su negocio en un nicho de audiencia más específico que le ha permitido conectar mejor con su cliente ideal.
- Al dirigirse a una audiencia concreta, ha encontrado el lenguaje idóneo, sabe de antemano lo que su cliente necesita y, por supuesto, cómo contarlo. Su escritura fluye, sus posts y charlas tienen más éxito.
- El libro le ha revelado su verdadera misión profesional y con ello cómo ayudar mejor a sus clientes.
- Le ha aportado seguridad para organizar talleres y charlas.
- Ha incrementado su autoestima y su fuerza de voluntad.
- Le ha demostrado que es una persona creativa, una cualidad con la que no se identificaba en absoluto.
- Ha reforzado sus conocimientos y experiencias al ponerlas por escrito.
- Le ha permitido interactuar y colaborar con otros profesionales del sector para proyectar su carrera profesional.
A todo ello hay que sumar la satisfacción personal que reporta escribir un libro, es una experiencia vital que hace crecer interiormente.
Sin embargo, por desconocimiento, Eduardo escogió el camino más largo y complicado. Podía haber escrito ese libro en menos tiempo y sin tanto esfuerzo ni confusión, pero no conocía ningún método para hacerlo.
Te cuento el caso de Eduardo para demostrarte que tú también puedes conseguirlo y para que conozcas los itinerarios que puedes escoger para escribir tu libro.
Puedes hacerlo por tu cuenta, sin ayuda y quizá quieras probar este recorrido, otros lo han hecho antes y muchos lo harán después.
O quizá prefieras optar por un camino más eficaz y productivo que te ahorrará tiempo, esfuerzo y toneladas de sufrimiento, como el que yo aplico y que te he contado en otro post.
En ti está la decisión.
Deja una respuesta